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El aprendizaje basado en problemas (ABP)

Kenneth Delgado Santa-Gadea

Tomado del libro: Aprendizaje colaborativo. Teoría y práctica. Editorial Magisterio

 

El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP) se originó y difundió a partir del año 1969, con la creación de la Facultad de Medicina de la Universidad McMaster en Hamilton, ciudad portuaria de la provincia de Ontario (Canadá), a iniciativa de un sector de docentes que propusieron que los estudiantes aprendieran a partir de la exploración y el análisis de situaciones problemáticas. El ABP surgió como una alternativa a la escasa efectividad que habían tenido los médicos para afrontar los graves problemas de salud, nuevos o complejos, de Hamilton. 

Mediante esta experiencia, los estudiantes de medicina podían desarrollar un conocimiento más reflexivo y profundo que el obtenido por medio de un método tradicional de enseñanza. A mediados de la década del setenta, la experiencia fue replicada exitosamente en la Universidad de Limburg, ubicada en Maastricht, Holanda y casi al mismo tiempo en la Universidad de Aalborg, en Dinamarca. 

Desde entonces, el mundo y la educación superior han cambiado con mucha rapidez. Dichas transformaciones se manifiestan en la producción y circulación vertiginosa de la información y el auge de las tecnologías de la información y la comunicación. El ABP se ha aplicado en nuevos ámbitos de trabajo educativo (asignaturas, carreras profesionales, niveles, modalidades) y a las necesidades de aprendizaje en la sociedad de la información en la perspectiva del desarrollo de una educación permanente. El ABP se usa actualmente en diversos países del mundo y Amé- rica Latina. A partir del año 2005, en el Tecnológico de Monterrey (México) forma parte de un nuevo modelo educativo por medio del cual se redefinió su misión.

 

Aprender desde la práctica 

El ABP (o PBL, por sus siglas en inglés: Problem Based Learning) permite cambiar la ejecución del currículo universitario y pasar de una simple relación de temas y exposiciones docentes a uno que está integrado y organizado en problemas de la vida real. Por ejemplo, en su primera aparición en Hamilton, se mostró cómo el aprendizaje de las competencias profesionales médicas se consigue mejor a partir de las necesidades de aprendizaje, cuando el proceso se relacionaba con situaciones reales de salud y enfermedad.

 

Funcionamiento del ABP 

El ABP es una metodología de enseñanza–aprendizaje donde el desarrollo del conocimiento, las habilidades y las actitudes tiene igual importancia. Interviene un grupo pequeño de estudiantes que analiza y resuelve un problema, con asesoría del profesor que hace la tutoría. El ABP se sustenta en la teoría constructivista, contribuye a satisfacer necesidades de aprendizaje y propicia el trabajo en equipo para diversificar la calidad de los aprendizajes. Fomenta actitudes positivas hacia el aprendizaje, impulsa la solución de problemas, se centra en la autonomía del estudiante y no en el discurso del profesor o en la presentación de contenidos. 

El docente es un facilitador del proceso educativo conformado por una propuesta de actividades que giran en torno a la discusión de un problema. Este debe comprometer la atención e interés de los estudiantes organizados en equipos de seis a ocho integrantes, para promover la toma de decisiones y el manejo de

la información de manera integrada. Es decir, una verdadera colaboración. El tutor no actúa como el clásico profesor de un curso, que todo lo sabe y todo lo decide por su cuenta; participa, más bien, como facilitador ante quien los estudiantes solicitan apoyo para la búsqueda de información.

Como aspecto relevante, el proceso didáctico no se limita a resolver determinados problemas. Más bien, estos son utilizados como base para identificar las necesidades de aprendizaje con el fin de propiciar el estudio independiente o en grupo. En otras palabras, la generación del conocimiento se efectúa en relación con determinado problema y no de manera abstracta, aislada o fragmentada.

 

Variantes del ABP 

A medida que el ABP se fue aplicando en diferentes universidades y países del mundo, ha pasado de ser un método de trabajo didáctico en aulas con número reducido de estudiantes (máximo 20, según el modelo de Maastricht) a un método de trabajo fuera de clase y en tutorías de grupos con secciones de 60 estudiantes (modelo de Hong Kong), hasta una propuesta de aprendizaje autónomo y auto-dirigido con estudiantes numerosos (de 60 a 130), como en el caso de Alcalá de Henares. El trabajo en equipo ha pasado de ser presencial y dentro del aula a realizarse fuera de esta e inclusive en los entornos virtuales de aprendizaje.

 

Tomado del libro: Aprendizaje colaborativo. Teoría y práctica. Editorial Magisterio

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