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La reflexión frente a la calidad o excelencia docente ha girado hasta el siglo XX alrededor de dos ejes fundamentales, en clara discusión hoy. Por un lado tenemos, el enfoque que considera que un buen maestro es quien está altamente cualificado por sus estudios y basa sus decisiones pedagógicas en su larga experiencia. Por otro lado, existe una línea de análisis que considera que el buen maestro es quien logra que sus estudiantes obtengan resultados sobresalientes en el marco de las evaluaciones. Hoy, adicionalmente, el lugar de análisis sobre la excelencia docente viene situándose alrededor de las prácticas de enseñanza. Sin embargo, la discusión sobre cuáles son las prácticas de enseñanza idóneas, pasa por un debate que oscila entre un extremo que considera que el maestro, con el sólo hecho de haber cursado una licenciatura, posgrado en pedagogía o ciclo normalista, ya cuenta con los elementos necesarios para una práctica de calidad, hasta otro extremo en donde están quienes ponen en tela de juicio el dominio disciplinar, didáctico y en general pedagógico de los maestros. No son pocos los sistemas educativos que han emprendido procesos de definición de un conjunto de referentes de las prácticas pedagógicas expresados en marcos de enseñanza. En este número, encontraremos un análisis sobre los tipos de marcos, sus posibles alcances y una propuesta base de marco profesoral.