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No. 116. El espíritu investigador en la escuela. Volumen III



El currículo para la justicia social implica abrir en las aulas de clase la discusión sobre la desigualdad, la inequidad y la injusticia. Es necesario que la escuela sea ese lugar donde se pueda dialogar sobre los problemas sociales, mientras se experimenta un espacio libre de discriminación por cualquier condición. En otras palabras, y teniendo en mente la idea de la filósofa Jennifer Morton sobre el papel dual del educador, el currículo para la justicia social debería permitir que la escuela genere las discusiones sobre los problemas de la sociedad buscando no reproducirlos. Además, el currículo para la justicia social es un llamado al uso de la pedagogía crítica, es decir, emplear la educación para luchar contra la desigualdad. Las investigaciones que se presentan en este número  tienen una estrecha relación con el currículo para la justicia social por varias razones. Por un lado, las investigaciones buscan hacer intersecciones entre la disciplina y asuntos como la paz, la convivencia, la tecnología y otras disciplinas. Estas intersecciones son en esencia apuestas curriculares en la medida que modifican el qué, el cómo y el para qué se enseña. Es de anotar que en todas las investigaciones se busca que los estudiantes desarrollen las competencias necesarias para leer la complejidad del mundo. Es decir, los investigadores entienden que los estudiantes necesitan mayor desarrollo de las herramientas básicas y por eso plantea una transformación de su actuar como docentes, es decir, su práctica pedagógica. Por otro lado, varias de las investigaciones explícitamente buscan desarrollar el pensamiento crítico en los estudiantes, elemento fundamental dentro de un currículo para la justicia social.

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