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No. 65 Formación docente



La formación inicial y continuada de profesores constituye un tema prioritario no solo en términos de políticas públicas en lo referente a la calidad de la Educación sino, también, en cuanto a las necesarias responsabilidades que tenemos frente a la sociedad las instituciones formadoras y sus grupos de investigación para dar respuesta a las exigencias de un mundo cambiante. Abrir el espacio para que esta edición de la Revista Internacional Magisterio sea portadora de las diferentes miradas de investigadores latinoamericanos en este importante aspecto permite dar cuenta de la complejidad de las actividades de formación e investigación en el campo de la formación docente. Desde la perspectiva de formación de docentes es importante considerar que el conocimiento de las disciplinas no es lo único ni lo más importante sino que está ligado a la capacidad de construir relaciones deliberadas e intencionadas con el medio y la sociedad y materializarlas e interceptarlas en diversas formas. Su importancia cognoscitiva y pedagógica implica no solo las relaciones entre lenguaje y conocimiento o lenguaje y realidad sino, también, cómo se instalan y movilizan en las comunidades. Cómo lograr implicar a los diferentes actores en la construcción de nuevos enfoques para la formación docente nos permite trascender los diseños curriculares en la formación y centrarnos en otros aspectos de importancia como la familia, las relaciones escuela-universidad y las condiciones cambiantes de la formación docente, dando cuenta de perspectivas a futuro que permitirán facilitar las transformaciones propuestas y lograr una formación docente articulada con la sociedad. Las recomendaciones de formación que se presentan en esta edición surgen del desarrollo de investigaciones en el campo educativo a partir del intercambio de resultados en los diferentes espacios de encuentro entre los profesores y otros agentes implicados en la investigación educativa, de esta manera, se espera que al ser socializados contribuyan a generar debates en los diferentes ambientes y grupos de profesores. Se parte de la consideración de Brandom (2002)1, quien afirma que las acciones humanas son intencionales, pues cuando se describen y explican los elementos a través de los cuales se da significado a las acciones y cómo estos son comprendidos por otros hacia quienes se dirigen las acciones, es posible el establecimiento de convenciones, es decir, de los significados que en una cultura tiene la realización de una acción. Sea, pues, esta la oportunidad para invitar a nuestros amables lectores a ampliar estas reflexiones y llevarlas al campo de la praxis con miras a mejorar la formación de nuestros docentes como un camino seguro para lograr que la educación se constituya en uno de los pilares del desarrollo de nuestra sociedad. Rosa Nidia Tuay Sigua