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Montenegro Aldana, Ignacio Abdón

El mundo en el cual vivimos está cada ves más conectado. Gracias a los niveles de comunicación que ha desarrollado nuestra civilización, podemos darnos cuenta de la inmensidad del universo, de la maravillosa dinámica de nuestro planeta, de la prodigiosa diversidad de los sistemas vivientes y de la diversidad cultural y social que hemos constituido los seres humanos., Cada una de las sociedades que hoy existe posee características particulares relacionadas con su estructura, sus relaciones económicas, sus concepciones, sus prácticas cotidianas y en general, sus costumbres. Al interior de nuestra sociedad también se perciben estas diferencias en los distintos grupos que la constituyen bien sea por razones generacionales, económicas, políticas, religiosas o culturales. Vivimos pues, en un mundo ampliamente heterogéneo: en lo físico y en lo social.
Buena parte de la discusión de los adultos de nuestra sociedad es la supuesta crisis de valores expresada en un comportamiento cívico inapropiado y falto de urbanidad. La primera cosa importante a considerar es la de los valores humanos. ¿Qué tan cierta es la crisis de valores en que vivimos? Sería conveniente examinar si realmente hay esa crisis o si lo que existe es una gran diversidad de “valores”, valores que para algunos son valores y para otros son antivalores. Por eso la pregunta que surge es ¿Qué es lo que determina un valor para una persona o para un grupo social? De otra parte es conveniente analizar si a través del tiempo los valores permanecen o cambian. ¿Qué tanto se transforman los valores? ¿Qué relación existe entre las transformaciones de una sociedad y la dinámica de los valores humanos?