Después de ser testigo de algunos intentos por que jóvenes estudiantes lograran explorar su mundo interior y comprender que el pensamiento lógico analítico no es suficiente para responder a esa necesidad urgente de nuestro tiempo, me embarqué en un trabajo que, aunque no lo sabía ni era mi intención, se convirtió en un proceso de práctica e investigación que después de más de diez años ha producido algunos frutos. Puesto que estoy convencido de que no lograremos superar esta situación si seguimos haciendo “más de lo mismo”, luego de aprender, desaprender, escribir, reescribir y volver a hacerlo varias veces-animado por mi compañero de aventuras en educación y pedagogía, Julián de Zubiría, y para honrar el trabajo de los colegas que me acompañaron durante estos años-, reuní una serie de materiales y los recompuse con la idea de que otros puedan tener una perspectiva diferente de un tipo de educación y pedagogía que pueden dejarnos de frente al universo de las comprensiones humanas.